Tuesday, August 05, 2008

Viviendo en Sepahua, Perú, 2008

Familia vecina en Sepahua, cuya casa se ve al fondo y que, como ocurre en la mayoría de los países pobres y debido a que los padres deben trabajar la mayor parte del día en las labores del campo -chacra-, los niños se encargan los unos de los otros, de forma que llevan a cuestas bebés constantemente.


Sepahua, Perú: 31.07.08 - 27.08.08

Tras un año de duro trabajo decidí irme todo el verano a una comunidad de la selva del amazonas con una ONG, FUNCAL, para compartir en este remoto lugar de difícil acceso y nada turístico las vidas de los indígenas.

Para comenzar mi aventura tuve que sufrir 24h de viaje en avión, ya que por comprar el vuelo a última hora lo más barato que encontré tenía 2 escalas (una en París y otra en Caracas), menudo cansancio y estrés, no lo recomiendo para nada, sobre todo cuando en cada aeoropuerto tenía que luchar con el encargado de turno para que no me pasaran por los rayos X los carretes de fotos. Una vez en el aeropuerto me recogió la coordinadora del proyecto, Nati, quien me llevó a la casa de una señora en Lima - Roela- donde nos alojamos las 7 chicas del proyecto, venidas de toda españa y quienes, a pesar de no conocernos de nada antes, en seguida sentimos una conexión muy buena entre nosotras.


Las chicas de la 1ª expedición a Sepahua en el 2008, junto con la coordinadora Nati, en el Centro de Prácticas de FUNCAL. De izquierda a derecha: Yaiza, Nati, Bea, Anna, Isabel, Gricel y en la fila de abajo Alba y Ruth, compañeras de esta aventura.

Dormimos en casa de Roela, donde estuvimos varias horas esperando al cambista que nunca llegaba y que según decían era mucho más barato que en la calle, donde incluso te podían dar billetes falsos... en realidad aprovechan el aturdimiento del recién llegado para meterle miedo con los supuestos peligros de una ciudad desconocida para lograr así que éste cambie dinero con quien tienen ya arreglado un porcentaje del beneficio.

Tras alguna compra salimos para Satipo, una ciudad al borde de la selva a la que llegamos después de 24h de viaje en bus y donde cogimos una avioneta enanita - Alas de Esperanza- con la que sobrevolamos 1h de selva amazónica hasta llegar a Sepahua, pequeño asentamiento a la orilla de los ríos Urubamba y Sepahua, en la provincia de Atalaya, región de Ucayali, donde está el centro de prácticas de la ONG.


El vuelo fue impresionante: árboles y más árboles allá donde la vista llegaba, cortados sólo por ríos serpenteantes a veces grandes -se podían ver como curvas marrones que rompían el verde interminable; y a veces chiquitos -escondidos entre la maraña de vegetación y delatados tan sólo por el resplandor que desprendían al reflejar la luz del sol.

Sepahua es un pueblo pequeño a la orilla del río, y a 4km estamos nosotros en el Centro de Prácticas del Instituto Tecnológico de Hostelería y Turismo de la fundación, donde los locales que una vez terminados los estudios básicos deciden continuar su educación en el Instituto Tecnológico (también parte de la fundación) y que se han decidido por hostelería, pueden poner en práctica sus conocimientos teóricos con nosotros: cómo hacer una cama, cómo preparar comida internacional, cómo hacer de guías turísticos...

Con los estudiantes del Tecnológico, nuestros guías, hosteleros y amigos, con quienes pasamos ratos inolvidables, como esta fiesta de despedida en la que nos mostraron sus cánticos y bailes tradicionales, para lo cual trajeron sus ropas de sus distintas etnias de las que nos explicaron sus tradiciones.

Compartimos habitaciones dobles en unas cabañitas muy chulas en mitad de la selva, con los sonidos característicos de la misma -pájaros que cantan melodías inconcebibles sobre el constante mecer de las aguas del río- y los cielos estrellados que nos saludan cada noche, ya que en el centro sólo hay electricidad 4h al día producida por un generador, por lo que se disfruta de unas vistas maravillosas. Eso sí, al carecer de electricidad tampoco hay internet, pero se tiene acceso al mismo a determinadas horas en el pueblo.


Los niños de Sepahua nos seguían allá donde fuéramos y caminaban con nosotros dándonos compañía y cariño constantemente.

El lugar es paradisiaco y hay un montón de cosas por ver, se parece todo bastante al sudeste asiático pero con una ventaja primordial: el idioma ¡aquí me puedo comunicar con todo el mundo! vayamos a la tribu que vayamos saben castellano y... ¡¡¡hablamos!!! es genial.

Nada más llegar nos hemos sentido como en casa, arropados por el cariño de los lugareños que cada año esperan la llegada de los voluntarios que animen el lugar y jueguen con sus niños, los cuales desde el primer día nos han recibido con los brazos abiertos, dándonos todo su cariño y alegría, sobre todo desde que organizamos una tarde de juegos con ellos típicos de nuestra infancia: el pañuelo, el balón prisionero, a la zapatilla por detrás... Bueno pues estos niños son tan cariñosos que se te cae la baba: te cogen de la mano, te dan besos, te abrazan y te escriben cartas como esta que me ha escrito Iris:

Carta de Iris: "querida estimada amiga ayda, te doy una cosquillita, eres muy bonita y te quiero con todo el alma y tu seras la bella del mundo y me gusta tus ojos asules y tus cuerpesitos que es tan blanquisima es tu amiga iris que te estima mucho con todo su corazon y sus cuerpo. Te doy un oso q se llama llaysa y que es ermozo como tus cuerpesitos cuando te vayas en españa me quedare pensando en ti querida amiga yaisa la quiero a todas porque me das cosquillas eso es todo amiga llaysa, bonita, presiosa, bella como la nieve, grasias" Increíble ¿verdad?

Nuestro tiempo en Sepahua lo dedicamos a varias tareas diferentes, una de las que más disfrutamos ya que la mayoría de nosotros somos profesores, es estar con los niños y organizarles clases donde les enseñamos a leer y escribir o dibujar o lo que sea, en realidad lo que importa es pasar tiempo con ellos y dotarles de medios de los que carecen, ya que en sus colegios no tienen esos cuadernos tan chulos o esos libros llenos de dibujos o esos colores para dibujar, así que siempre vienen a clase con una sonrisa que te llega al corazón.


Niños dibujando y escribiendo en las clases que les dábamos en el Centro de Prácticas de FUNCAL, clases a las que venían todos los días emocionados con todos los materiales que estaban a su alcance: colores, libros...

Además, los chicos del tecnológico hacen prácticas con nostros y nos llevan a ver otras tribus por la selva o por el río, allá donde llegamos nos acogen siempre super bien, nos ofrecen comida (las frutas que crecen aquí, que están riquísimas: papayas, cocos, bananas, etc) y siempre, siempre tenemos que jugar a algo no sólo con los chicos sino también con las mujeres: en cada pueblo hemos tenido que jugar al fútbol o al voleyball contra las lugareñas lo cual no es tan sencillo como parece ya que el calor y la humedad extremas hacen que el corazón parezca que va a estallar.... en fin que estamos viejas jeje y nos dan unas palizas tremendas las lugareñas.


Jugando al fútbol en la comunidad vecina, "dos de mayo", recibiendo una gran paliza de las lugareñas y perdiendo el aliento ante el calor y la humedad.

Y en nuestros ratos libres aprovechamos para darnos un baño en el río y refrescarnos, sobre todo al medio día. El río es usado como medio de transporte entre las distintas comunidades, ya que en la selva no existen las carreteras, y hace las veces de supermercado ya que es meter la red y sacarla llena de peces. La verdad es que en la selva se puede ser muy pobre y llevar una vida dura, pero las necesidades básicas están siempre cubiertas, ya que comida nunca falta, casi todos los lugareños tienen una chacra donde plantan verduras y frutas como la yuca, unos pollos y gallinas en la casa - cabaña de cuatro paredes hechas de madera donde convive toda la familia- y peces en el río.

Bañándonos en el río con Iris y sus amigas, un gran descanso para todos sobretodo a medio día cuando el calor aprieta más.

Así que la vida en esta comunidad es muy tranquila, sobre todo para el turista, ya que no existen más que los que trae la fundación, y como los lugareños son tan amables y cariñosos uno no quiere marchar... como nos pasó a Ana y a mi al final, que dejamos partir nuestro vuelo para disfrutar de Sepahua una semana más, diciendo así adios a Cuzco y al Machu Pichu, porque ellos estarán siempre ahí, mientras que una experiencia así es difícil de volver a vivir.

Pedro y su mono, uno de nuestros vecinos más divertidos.

De este viaje me llevo muchas cosas, pero sobretodo las relaciones establecidas con sus gentes, en especial con la familia de Gabi, una de las alumnas del Tecnológico, cuya abuela es de la etnia yaminahua y su abuelo amahuaca, ambos encantadores, y quienes con su castellano a medias nos contaron su vida antes de Sepahua. Con Gabi comencé un proyecto para intentar mantener las tradiciones de los yaminahuas, proyecto que me llena de alegría y que se merece su propia entrada.

Así que dejo aquí mi viaje a Sepahua, un lugar del que me llevo un recuerdo con gran cariño, sus gentes y su belleza, y donde querría volver pronto. Me llevo además una gran amistad con aquéllas con quienes compartí esa increíble experiencia.


Muchos besos a los niños del centro de Sepahua, con quienes compartimos tantos buenos ratos en la juguería, cariñosos y dulces, nunca os olvidaremos.

Curiosidades:


Tuvimos un pequenio susto: una noche mientras estabamos desperdigados por Sepahua, Gabi se acerco al centro computacional en el que yo estaba grabando fotos en los CDs con otro voluntario del segundo turno (a medio mes se fueron algunas de las chicas y vino un grupo mas grande) y realmente asustada nos dijo "corran, corran, que hay un ataque terrorista", imaginad el panico: Paco y yo salimos corriendo con Gabi y un ninio para intentar localizar a los otros, recorriendo las calles oscuras en las que grupos de gente se escondian de los posibles terrucos, y dandonos cuenta de que quizas la mejor opcion fuera escondernos en casa de Gabi ya que al Centro de Practicas iba a ser imposible llegar a pie, puesto que el sendero estaba bien iluminado por la luna llena asi que seriamos blanco seguro para los terrucos, pero intentar llegar al centro selva a traves era casi peor solucion ya que podias morir en manos de las viboras... en medio del panico que empezaba a ganar terreno dentro de mi, aparecio un tuk-tuk que habia mandado Nati a buscarnos, tras rogarle puesto que el conductor se encontraba en el hospital esperando a que su mujer diera a luz, ya que el resto de conductores estaban escondidos en aluna parte o se negaban a moverse por la ciudad. Asi que gracias a este buen hombre logramos reunirnos con el resto del equipo en el centro de practicas donde recolectamos las vivencias de cada uno, como por ejemplo el intento de los que estaban en el centro de practicas de irse a la selva con unas linternas, por miedo a que los terrucos vinieran aqui sabiendo que estaba lleno de turistas para asi usarnos como rehenes...

Miedo, si, pero la verdad es que el panico crece con la gente, y es que este pueblo ha vivido muchas masacres durante los anios 80 en los que los locos de sendero luminoso machetearan a gran parte de la poblacion, y muchos de estos, los llamados "arrepentidos" viven a la otra orilla del rio, asi que el panico general era evidente. Pero la realidad era bastante simple: al parecer debido a que el gobierno peruano quiere vender las tierras de los indigenas a companias petroleras extranjeras, los indigenas entraron en huelga pero Sepahua no se unio a la huelga y por eso el resto de indigenas vinieron a forzarles a que se unieran, si, con flechas y machetes, pero nada ocurrio ya que el gobernador decicio unirse a la justa causa y fin de la historia.

Los niños de Sepahua, en una de las muchas tardes que pasábamos juntos jugando a los diferentes juegos que se nos ocurrían, recordando a la vez nuestra infancia, es curioso que a miles de kilómetros de casa y en un lugar remoto en mitad de la selva pueda uno cantar canciones infantiles como "a la zapatilla por detrás"

Muchas gracias a todos por un mes inolvidable.


Costes:

1 euro = 4 soles

  • FUNCAL = 500 euros por la estancia, independientemente de la duración de la misma
  • Alojamiento en casa de Roela, Lima = 50 s
  • Desayuno en casa de Roela, Lima = 10 s
  • Acompañante para visitar Lima = 10 - 15 s
  • Cena en Lima en un restaurante turístico = 21 s
  • Menú para los peruanos en Lima = 3,5 - 5 s
  • Bus para ir por la ciudad = 1 s
  • Autobús de Lima a Satipo (10h) = 45 s
  • Vuelo de Satipo a Sepahua en alas (1h y media) = 293 s, incluye propinas, camión de Satipo al aeropuerto y motocarro para las maletas
  • Motocarro Sepahua al Centro de Prácticas donde dormíamos = 5 s
  • Jarra de Jugo de frutas = 2 s
  • Perú Cola = 2 s
  • Coca Cola = 2,5 s
  • Brocheta de Pollo en la calle = 1 s
  • Cerveza Cristal = 3,5 s
  • Botella pequeña de agua = 2 s
  • Internet = 2,5 s la hora

Disfrutando de la Perú Cola, que nada tiene que envidiar a la multinacional y que sabe bien bien rica tras pasear por la selva sin parar bajo el sol de justicia.