Wednesday, August 25, 2010

Cusco, Machu Pichu y Pisac (Perú)

04.08.10 - 09.08.10
Primeros rayos de sol aparecen tras las montañas justo antes de calentar la ciudad de Machu-Pichu.

Perú es un país increíble, paisajes de flipar, gente encantadora, precios... algo caros la verdad.

Llegamos a Lima y salimos directos a Cusco en un vuelo que deja boquiabierto: los Andes se elevan sobre las nubes que descansan todo el invierno -nuestro verano- sobre Lima, enormes picos, nevados en algunos casos, y profundos valles, descubierto todo de vegetación, rojos, marrones, amarillos, paisajes desiertos en los que de pronto se observa un pueblo aunque nos es imposible imaginar la vida en un lugar tan árido. Un vuelo muy recomendable, a la izquierda del avión por supuesto, un vuelo que termina en algún lugar del altiplano a unos 3400 m de altitud, en la encantadora ciudad colonial de Cusco.


Vistas desde el avión de Lima a Cusco, lado izquierdo, increíbles montañas nevadas y terrenos inhabitados y nubes y glaciares... la fuerza de la naturaleza te deja boquiabierta.

Cusco:
04.08.10 - 09.08.10

Cusco, callejuelas empinadas que escalan las laderas de las montañas y que dejan sin aliento a los recién llegados ya que la falta de oxígeno hace que cada paso requiera de un gran esfuerzo, el corazón te late más rápido y parece que no te llega aire a los pulmones, así que al principio hay que tomárselo con calma. Lo peor del mal de alturas no es el cansancio sino que hay a quien le da por vomitar, otros (como es mi caso) sufren de dolores de cabeza constantes y la mayoría no podemos pensar con claridad, así que el soroche es un malestar que todo viajero intenta solucionar con pastillas que se pueden comprar para el mismo o con coca, planta que se puede beber en infusiones de mate o que se puede masticar junto con una piedrita negra que aumenta su efecto y que adormece un poco la boca y despierta como un café, pero no tiene efectos adictivos como su derivado la cocaína.

Un "tico" es un taxi pequeñito, más barato que los grandes y bastante manejable por las estrechas callejuelas de Cusco, ciudad donde da la impresión de que 3 de cada 4 coches son un taxi. Y es que el petróleo no es barato en Perú por lo que los lugareños no suelen tener coche propio sino que utilizan el taxi como medio de transporte por la ciudad ya que además no son nada caros.

En Cusco disfrutamos del mercado central, donde se pueden comprar ropas, frutas, verduras e incluso batidos y comidas bien baratas en unos puestecitos cuadrados en cuyo interior cocinan los menús del día y alrededor de los cuales los lugareños se sientan a comer deliciosos platos y es que la comida en este país está riquísima y es muy variada. Curiosamente encontramos en el mercado una tienda chamánica, que vendía ayahuasca, San Pedro y otras plantas alucinógenas que aquí son legales y que algunos hostales ofertan su consumo en algún lugar alejado en mitad de las montañas donde pasar la noche guiados con un chamán.

Plaza de Armas de Cusco, donde se eleva la catedral y los lugareños se juntan a charlar.

Una ciudad donde se puede pasar largo tiempo ya que hay muchas zonas por las que pasear, de entre las cuales nosotros disfrutamos sobre todo del bohemio barrio de San Blas, y unos alrededores llenos de ruinas que visitar. Turística, sí y cara también, pero tiene un gran encanto, los lugareños reunidos en la plaza, los chicos que salen del cole, las callecitas empinadas, los "ticos", las mujeres que traen sus artesanias a vender, las niñas y niños que vienen de los alrededores con sus alpahacas para que los turistas se hagan fotos con ellos y si quieren les den algo de dinero, ya que esa es su forma de ganarse la vida, de ayudar en casa, pero nunca -como he visto en otros países- exigiendo ni con malas caras, una pena sí, porque deberían estar en el colegio o jugando, pero quién sabe la situación que tienen en casa.

Niña que encontramos en la plaza del barrio de San Blas, con su alpahaca, vestidita con el traje típico para ver si algún turista quiere o no hacerse una foto con ella.

Machu Pichu:
06.08.10 -  07.08.10

La verdad es que de todas las ruinas a visitar sólo fuimos a ver Machu Pichu, para lo cual se puede uno organizar por su cuenta o ir con un tour, nosotros por falta de tiempo escogimos lo segundo a pesar de que va en contra de nuestra forma de viajar habitual, pero como no podíamos pensar con claridad nos dejamos llevar por el taxista que nos llevó al hostal de su familia al llegar a Cusco y que resultó organizar también tours... en fin, que salimos de Cusco en un coche compartido con otros peruanos a una ciudad llamada Oyantaitambo, unas 2h de viaje de llorar de bonito, una pasada de verdad, pequeños pueblecitos que cubren el altiplano, terrenos amarillos y rojizos en los que pastan llamas y vacas y por los que pasean lugareños ataviados con los típicos sombreros peruanos que parecen sacados del siglo XIX...


Paisajes de los que disfrutamos en el viaje entre Cusco y Machu Pichu.

Y es que aquí siguen de moda los bombines de estilosos colores que suelen cubrir las cabezas de las mujeres de las que cuelgan 2 largas trenzas negras decorando las chaquetas de lana que cubren las blancas camisas que meten en faldas de tablas que al agacharse dejan ver blancas enaguas, leotardos de colores y zapatos o sandalias. Es curioso ver cuánta gente viste aún al estilo tradicional, sobre todo en las zonas rurales, mujeres y niñas por igual, a menudo coloreadas con las vistosas mantas que tejen aquí y que les sirven de mantillo o para acarrear bebés y papas.

Vestimenta típica de las mujeres de los pueblos del altiplano peruano: faldas, chaquetas de lana, sombreros y sandalias (con o sin leotardos), siempre tocadas con mantas de colores a la espalda.

De Oyantitambo tomamos el tren que va a Aguas Calientes, ciudad al pie de la montaña donde se encuentra Machu Pichu, unas 2h de viaje en el Vista Domme, 40 $ por un vagón que lleva incluso el techo acristalado para poder disfrutar del paisaje de montañas y vegetación que cada vez va haciéndose más intensa, ya que Machu Pichu está en lo que aquí llaman "ceja de selva".

El tren más caro en el que he montado... 40 $ por una hora de viaje, eso sí, te dan un snack y puedes incluso ver el cielo estrellado...

Llegamos a Aguas Calientes ya de noche, y allí había un hombre con un cartel con nuestro nombre, esperándonos para llevarnos a un hostal donde pasar la noche para salir bien temprano a las ruinas. Pero al salir a dar un paseo por la turística ciudad, nos encontramos con los huelguistas, que una vez más en el Perú están luchando para que el gobierno no venda a compañías extranjeras sus tierras para explotar los recursos de las mismas. Ya hace 2 años en el amazonas viví la misma experiencia: los indígenas se levantaron en armas y cortaron los ríos -única forma de transporte allá- para pedir que no se vendieran sus tierras para sacar el petróleo, pero no sirvió de nada. Hoy la historia se repite, hombres y algunas mujeres dejan sus hogares para andar kilómetros y kilómetros cortando carreteras para pacíficamente hacer que el gobierno les escuche y evitar que el precio que ellos pagan por el gas sea de los más altos del mundo cuando este gas se extrae de sus tierras. Triste historia porque creo que ya conozco el final: nada. Esperemos que me equivoque pero veo un futuro negro para estas gentes a no ser que el año que viene tengan suerte y salga un gobernante nuevo que no intente enriquecerse él sino ayudar de verdad al pueblo peruano que como se dice aquí "Perú es un mendigo sentado en un banco de oro".

Manifestantes en la plaza de Armas de Cusco, luchando porque su gobierno no venda sus recursos a multinacionales extranjeras que los exploten y se los re-vendan a ellos a precios inasequibles.

De Aguas Calientes mucha gente sale bien pronto y sube andando al Machu Pichu, unas 2h de caminata bien empinada que hay que hacer para llegar a la cima antes de las 5.30 am y así ser uno de los 400 primeros en entrar, ya que sólo este número de personas son admitidas en Wayna Pichu, la montaña joven que se encuentra frente a Machu Pichu o montaña vieja y desde la cual se tienen impresionantes vistas de las ruinas de la ciudad, eso sí, tras subir 2700 escalones por una montaña empinada que no es tarea fácil y menos si se ha levantado uno a las 3am para subir hasta la entrada de las ruinas. Nosotros fuimos más vagos y decidimos subir en un autobús que lleva de Aguas Calientes a Machu Pichu, aproximadamente media hora de viaje subiendo por un camino de arena serpenteante por el que no caben 2 autobuses hasta llegar a la cumbre de las montañas y entrar por fin en Machu Pichu, cuyo nombre e historia no se conoce realmente ya que los incas no tenían tradición escrita, por lo que a principios del s XX un americano -Hiram Bingham- redescubrió esta ciudad con ayuda de los pastores que por ahí vivían y le dio el nombre de la montaña en la que se encontraba, Machu Pichu. Ruinas que se encuentran en la cima de las montañas, a unos 2400m, rodeada de verdes y picos montañosos y a donde llegamos a ver la salida del sol, espectacular visión del lugar, precioso y muy especial, no me extraña que sea una de las 7 maravillas del mundo.

Descansando en una de las praderas de Machu-Pichu, disfrutando de los rayos de sol que poco a poco se van colando por entre las montañas.

Parte del pack que cogimos incluía un guía que nos explicó de forma amena la historia y función de la ciudad, 2h de paseo por las ruinas y mucho sol me llevaron a encontrarme fatal: me tuve que esconder entre la vegetación para vomitar, nauseas que no se pasaban hasta que un guarda me encontró y me trajo una planta medicinal -muña- que crecía por ahí y con ella fui capaz de llegar hasta la salida de este precioso lugar para tumbarme en la camilla del doctor y pasar allí 1h y media intentando no vomitar las pastillas que me dio para recuperarme... vaya experiencia de verdad, estar en uno de los sitios más bonitos del mundo y sólo querer estar en mi cama... en fin, debió ser por el sol más que por el mal de alturas, quizás una fuerte insolación, pero no lo sé, sólo sé que cuando por fin me hicieron efecto las pastillas, tomamos un mate de coca y cogimos el bus y el tren de vuelta a Cusco por fin, donde pude descansar y recuperarme.
Justo antes de ser golpeado por los rayos de sol, que empiezan a sobrepasar los picos de las montañas, hace algo de fresco en Machu-Pichu, cuya zona residencial se puede ver detrás de nosotros, coronada por el pico del famoso Wayna-Pichu o montaña joven.

Pisac:
08.08.10

El domingo dicen que merece la pena visitar Pisac, a donde llegamos tras pasar 1h de pie en un bus local, y donde flipamos con los colores y olores del mercado, tanto que pasó el tiempo sin darnos cuenta y no pudimos visitar sus ruinas... sinceramente, no me importa porque Pisac ha sido sin duda uno de los lugares más auténticos de Perú, con sus callecitas por las que pasan lugareños con sus telas de colores atadas a la espalda, bien llenas de los alimentos que han comprado en el mercado que se establece en la plaza principal donde los campesinos traen sus productos: frutas, verduras, artesanías y, como no, zumos y comidas. Como siempre el mejor lugar para comer en Perú es el mercado, donde una "mamita" te prepara algo sencillo con ingredientes de la mejor calidad, alimentos frescos y de temporada, menú abundante y barato.

Dos lugareñas haciendo la compra en el mercado de Pisac, donde los agricultores traen sus productos a vender y se pueden ver diferentes sombreros y faldas dependiendo del lugar del que cada una sea.

Lo mejor del mercado de Pisac no es lo que venden, sino las gentes que a él acuden: mujeres con sus coloridas faldas y estilosos sombreros, cuya forma determina la región de la cual es cada mujer, y hombres de caras angulosas tocados también siempre por sus clásicos sombreros. Aunque conocen el español, hablan quechua entre ellas, de sonrisa tímida, algunas tejiendo, otras hilando lana, algo que no veía desde Laos: cómo estas mujeres hacen hilo a partir de un matojo de lana de oveja o llama o alpahaca, hipnótico la verdad el movimiento de sus manos, el girar de la especie de peonza que va poco a poco engordando con el recién formado hilo.


Dos mujeres de Pisac, realmente es como dar marcha atrás en el tiempo ya que en muchas cosas Perú nos recuerda a España hace unos 50 años, aunque en muchas otras las costumbres sean diferentes, pero siempre hay similitudes, la primera el idioma, que hace posible que puedas conversar con la mayoría de las personas con las que te cruzas.

Así que tras explorar el mercado y observar a todos los que a él se acercan de los pueblos de los alrededores a comprar y vender mercancías, decidimos sentarnos en una calle a ver la película que ante nosotros se desarrollaba: vendedoras enfrente nuestro, azuzadas amablemente y sin mucha insistencia por los policías a que se fueran a vender al mercado; un hombre con un porta-dvd en el que mostraba dibujos animados argentinos que atraían a niños y adultos por igual, un corro se formaba a su alrededor, pero nadie quería comprar; dos mujeres que se paran a comprar verduras mientras conversan; una señora mayor que se queda dormida; otra que te mira atenta; un niño que se acerca a ti curioso; faldas, enaguas, sandalias, sombreros, mantas de colores de entre las que cuelgan los pies de una niña dormida... muy pintoresco la verdad, por lo que pasamos un buen rato en la calle sentados y cuando nos íbamos la anciana de enfrente nos llamó a charlar con ella, aunque su español era como de otra época, más allá de la era que marcaban sus arrugas, una señora dulce, sonriente y bien cariñosa con la que despedimos un día muy especial.

Anciana sentada frente a nosotros en una de las calles de Pisac, que nos quiso saludar cuando decidimos marchar con mucho cariño y con un español difícil de entender. Dulce doña.


Curiosidades:

La bandera de los pueblos indígenas unidos es una bandera formada por cuadraditos de colores, tantos como los del arcoiris. Esta curiosa y bonita bandera nos llamó la atención y en Cusco la portaba un grupo de revolucionarios que no eran parte de los huelguistas sino que eran más radicales ya que en cuanto me vio haciendo fotos, el que tenía el altavoz se puso como una fiera a llamarme extranjera que le quito las tierras... una pena porque intenté dialogar con él para que comprendiera que no todos los extranjeros apoyamos la política de venta de sus recursos y que sólo son una minoría de multinacionales las que se benefician con ello, pero no escuchó ni mis palabras ni las de una peruana que por ahí pasaba y que se acercó a echarle la bronca al chico por asustar a los turistas que son gran parte de su fuente de ingresos.


Bandera de los pueblos indígenas unidos, anterior incluso a la época de la invasión española. Bandera que hemos visto también en Bolivia, de bonitos colores que recuerdan al arcoiris. Manifestantes algo radicales con los que tuve un encuentro algo tenso...