19.08.12 - 28.08.12
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Dhow al atardecer, isla Juani, Tanzania. |
EL DÍA MÁS LARGO DE MI VIDA
19.08.12
Aquí en Ilha dejé a Miriam, mi
compi de viaje, porque ya sólo nos quedaba 1 semana y yo quería volver a Mafia
para hacer submarinismo. Ella aprovechó para ver ballenas en otra excursión en
barco en Ilha, mientras yo pasé las horas más estresantes de todo mi viaje.
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"Pole Pole" o despacio, algo que se aprende rápido en Zanzíbar |
A eso de las 12 de la noche dejé
una fiesta en la playa de Ilha, llegué al hostal y me tumbé un rato porque
había mandado un mensaje al conductor de la chapa (Saíd) para avisarle de que a
las 2.30 am estaría esperándole en el hospital de Ilha, que no se fuera sin mí.
Así que a la 1.45 am salí del hostal con la mochila a la espalda y, de camino
al hospital, me subí en un minibus que gritaba “Nampula” (donde está el
aeropuerto) y dentro me dijeron que aunque no eran Said, eran la misma
compañía… PRIMER ERROR… tras una media hora dando vueltas y más vueltas por
Ilha en busca de más viajeros, me suena el móvil y unos españoles me cuentan
que están en la chapa de Saíd esperándome en el hospital… total que me había
metido donde no era; bueno, daba igual siempre y cuando mi minbus saliera con
tiempo para llegar al avión, pero cuando les presioné para que me dijeran
cuándo salía me contestaron que... ¡¡¡cuando se llenara!!! y, que si eso era a las 5 am, pues a esa hora
partiríamos… ya, pero yo entonces ¡¡¡perdería mi avión!!! ¡Qué estrés! llamé
corriendo a Saíd que estaba ya cruzando el puente de la isla camino del
continente pero, muy majo, aceptó volver a Ilha a recogerme.
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Mujer con su bebé, a la puerta de su casa en Mafia, Tanzania. |
Así que intenté que mi
minibus me llevara al hospital pero, como ellos no querían dejarme ir y perderme
como cliente, me vi forzada a sacar la cabeza por la ventanilla y, cual loca,
gritar a un lugareño que conocía que me ayudara a salir de ahí, mi salvación
pensé… ¡ja! SEGUNDO ERROR… porque en cuanto me bajé del minibus, el mozambicano,
que venía algo borracho de la fiesta de la playa, en lugar de llevarme al
hospital me metió por un callejón oscuro con intenciones que quedaron claras al
acercarse más de la cuenta para decirme “I love you”… “Fuck Off!!! I´m going to
miss my plane!!! I just wanto to go to the hospital” pero de los nervios ya no
sabía ni dónde estaba, menos mal que llamé a los españoles que iban con la
chapa por Ilha buscándome y que aparecieron de pronto de la nada para
rescatarme de mi frustrado enamorado.
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Las mujeres se encargan, entre otras cosas, de trenzar las hojas de palma para el macuti: tejado de la casa típica de este lugar de África. |
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Típica casa africana (paiota) construída con paredes de adobe y tejados de macuti. |
Por fin a salvo, en la chapa de
Saíd, crucé el puente, llegué al continente y allí nos cambiaron a todos al bus
llamado “el tanzano” que es el que te deja en Nampula. Me dormí casi todo el
viaje pero, cuando abrí el ojo a eso de las 6 am, empecé a preocuparme porque
aún no habíamos llegado y el bus iba parando en todas partes para recoger más y
más pasajeros y gallinas y cabras. Menos mal que un portugués encantador que
estaba sentado detrás de mi hizo de ángel de la guarda y me bajó en una rotonda
que estaba cerca del aeropuerto hasta el cual me acompañó para tomarse un café
conmigo antes de entrar a currar. Flipo con la amabilidad de la gente, de
verdad.
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En busca de ricos... ¡cocos! para comer su carne y beber su saludable agua, Mafia. |
Ya en el aeropuerto, esperando a
embarcar, me empiezo a rayar porque el día de la paella me salió una erupción
en las piernas que pensé sería una reacción alérgica a la silla pero que cada
día que pasaba, y a pesar de los antihistamínicos, se iba extendiendo hasta tal
punto que empecé a preocuparme de verdad. Así que durante las horas de espera decidí
llamar a los amigos italianos (que eran dentista y farmacéutica) para ver si me
podían aconsejar algo y ellos, asustados por lo que les contaba y pensando que
quizás era una enfermedad tropical, hicieron algo que muy poca gente en el
mundo hubiera hecho: se ofrecieron a echarme un ojo en Pemba, donde ellos
estaban, y aprovechar la escala de veinte minutos para diagnosticar mi problema
y ver así si cuando llegara a Dar tenía que irme directa al hospital… lloré
tanto en ese vuelo… me sentí por un lado tan sola y vulnerable y por otro que
había gente tan buena en el mundo, tanta gente que te ayuda que es capaz
incluso de perder un día de sus vacaciones por ti, que me tocó de verdad el
corazón, jamás tendré palabras suficientes para agradecerles a ambos lo que
hicieron por mi.
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Diferentes azules desde el avión. |
Efectivamente, según aterrizó el
avión salí corriendo y allí estaban mis salvadores que, tras mostrarles mis
piernas, nalgas, espalda y brazos delante del resto de atónitos pasajeros
musulmanes, me entregaron una crema de corticoides y unas pastillas que
acabarían con el problema en unos días y que, sobretodo, terminaron con mi
paranoia y me tranquilizaron. ¡Uf! Qué alivio, de verdad, porque lo que menos
me apetecía del mundo era pasar mi última semana de vacaciones en el hospital
de Dar.
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Mujeres musulmanas festejando el Eid, Zanzíbar. |
Total que llegué por fin a Dar y decidí,
si era posible, volar ese mismo día a Zanzíbar. Así que, en cuanto salí del
rollo eterno de hacer el visado y recoger la maleta, me fui a ver si encontraba
un vuelo a Zanzi pero, de camino, me pilló un avispado que me metió en una
pequeña habitación donde, tras mirar en su ordenador, me dijo que había un
vuelo en media hora que me esperaba y que además eran sólo 75$... En fin, a
veces aunque la situación parezca algo rara confías en la gente, así que me fui
al cajero, saqué la pasta y el tipo, sin darme un recibo ni nada, me metió en
un taxi que, decía, iba a la otra terminal donde, nada más llegar me metieron
en otra mini oficina donde alguien cogió mi maleta y me dio… ¡un trozo de papel
plastificado en el que salía el dibujo de 2 manos y que decía ser la tarjeta de
embarque número 13!… ejem…
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Check in del aeropuerto de Mafia. |
Aunque parecía todo algo extraño lo cierto es que,
para mi sorpresa, a eso de las 18 embarqué efectivamente en una avionetilla de
hélices en la que sólo cabían 13 pasajeros más el piloto ¡¡¡más mona!!! y, a
las 19, estaba feliz cual perdiz en Zanzi. Eso me pasa por confiar en ese sexto
sentido que siempre te ayuda.
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Una de las típicas avionetas que te llevan de un lado a otro por aquí. |
Pero no, aquí no acaba este
laaaaaargo día. Resulta que el taxista que me vino a recoger al aeropuerto me
explicó que, como era el fin de ramadán en Stone Town, había una fiesta (Eid al-Fitr) más grande que la nuestra de nochevieja, por lo
que la mayoría de los hostales parecían estar llenos… el tipo, con toda su
buena voluntad (y por una pequeña comisión, según descubrí más tarde), me llevó
de uno a otro hasta que por fin encontramos una habitación libre que, por la
desesperación, acepté, arrepintiéndome tras echar un ojo a la ducha fría, las ventanas rotas por las
que entraban luz y mosquitos y la situación en medio de la jarana.
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Niños en el puerto de Zanzíbar |
Total que 10
minutos más tarde, tras llamar a varios hostales de la guía hasta encontrar
otra habitación libre, decidí dejar este infierno aunque tuviera que pagar más para poder
al menos descansar después del palizón que llevaba. Bajé a explicarle mi
situación al dueño que... no lo tomó nada bien: me dijo que no podía irme porque
ya me había duchado, cosa que obviamente no era cierta puesto que llevaba la misma
ropa que al llegar y no había tenido ni tiempo de hacerlo, pero el tipo se enfureció
y empezó a forcejear conmigo intentando quitarme el móvil, lo que hizo que casi
se cayera... ¡¡¡MI CÁMARA!!!, yo gritando ya “leave me alone, are you crazy?” y el
tipo venga a tirar de mi, tanto que va y... ¡¡¡me rompe los pantalones!!! y yo
diciéndole que iba a llamar a la policía y el tipo que le daba igual que era su
país y mientras su hijo cerrando la puerta del hostal… ¡puf! Vaya momento más
chungo, menos mal que había un chico español en el hall (Javi) que reaccionó y
se acercó a ayudarme, calmando, con su presencia masculina, al dueño que
entonces le explicó que le había pagado 3000 de comisión al taxista, algo que
yo le habría dado si me lo hubiera explicado pero, como el tipo se había puesto
súper agresivo conmigo, me fui sin darle nada, acompañada por Javi buscando por
las callejuelas de Zanzi, con el culo al aire, el hostal que había
reservado.
ZANZIBAR
19.08.12 - 21.08.12
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Mercado nocturno, Zanzíbar. |
Total que por fin puse fin a este
laaaaaargo día, con una estupenda cena que compartí con mi nuevo amigo, con
quien fui de excursión al día siguiente a “Prision Island”, una islita que hay
frente a Zanzi que está rodeada de uno de los mejores arrecifes de coral que he
visto en mi vida, así que allí pasamos unas horas haciendo snorkell para
disfrutar después de una visita a la isla cuyo nombre viene porque se construyó
en ella una prisión para los esclavos aunque ésta nunca se utilizó como tal,
sino que sus instalaciones se aprovecharon para dejar en cuarentena a todos los
que venían en barco con peligro de haber contraído alguna enfermedad
contagiosa.
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Prision island, Zanzíbar. |
El encanto de Prision Island ya no es la cárcel, convertida ahora
en hotel de lujo, sino las tortugas terrestres gigantes que alberga. Así que
puedes darte una vuelta y acariciar a estos lentos seres de cara prehistórica
que llevan su edad escrita en el enorme caparazón que acarrean consigo y que, a
pesar de su peso, levantan cuando frotas su cuello alante y atrás con firmeza.
Una pasada de excursión que recomiendo a todos los que estén por ahí.
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Mi amiga la tortuga de... ¡150 años! Prision island. |
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Al acariciarles el cuello, las tortugas ¡se levantan! |
Por la tarde-noche flipé con la
fiesta del Eid: todo Zanzi estaba lleno de turistas musulmanes en sus mejores
galas, paseando, bailando, comiendo, bañándose en el mar… una auténtica pasada,
un jolgorio tremendo, un ambiente súper alegre y divertido. No podíamos dejar
de admirar a las mujeres que iban vestidas con coloridos trajes largos de
fiesta y pañuelos a juego, creo que ha sido la primera vez que he comprendido
esta forma de vestir, porque sinceramente estaban súper elegantes y guapas. El
parque del fuerte estaba lleno de gente que había venido de todas partes, y todos
allí juntos querían charlar, te sonreían, se hacían fotos contigo, y te
contaban de dónde venían y qué hacían por ahí. Una estupenda experiencia la
verdad, una noche muy especial.
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Mujeres celebrando el Eid en Zanzíbar. |
MAFIA
21.08.12 - 27.08.12
Al día siguiente tomé otra
avioneta con destino a Mafia, donde pasé la última semana del viaje, súper
relajada y feliz, descansando de todas las aventuras vividas, paseando
tranquilamente por el pequeño Utende, charlando con sus amables gentes, tomando
alguna que otra birra en el bar local y disfrutando a saco de su increíble
mundo submarino.
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Beach House, mi casa en la isla de Mafia. |
Esto es una de las cosas que más me gusta al viajar: encontrar
un lugar en el que te sientes a gusto y pasar ahí un tiempo haciendo una rutina
que te hace sentir parte del sitio, comprenderlo mejor, apreciar sus costumbres
e intentar comprender con mayor profundidad su forma de pensar, algo que es más
difícil cuando vas de paso por los sitios.
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Aeropuerto de Mafia :-) |
Tuve la suerte además de coincidir con
el nacimiento de unas tortugas de mar en la isla de Juani, algo que ocurre
pocas veces al año y que se puede ver gracias a Sea Sense, una ONG que trabaja en las comunidades costeras tanzanas para proteger especies marinas en peligro (tortugas, delfines, ballenas y tiburones ballena). Ellos avisan cuando saben que las tortugas van a nacer y se encargan de guiar a los turistas que quieran verlo a través de la isla explicando por el camino la forma de vida de los lugareños y la importancia de la concienciación tanto de éstos como de los turistas respecto a estas especies protegidas. Por fin, tras una larga caminata de más de 1 hora, pudimos presenciar una de las maravillas de la naturaleza: de
pronto las enterradas tortugas rompen el huevo y escarban la arena hasta salir a la luz, donde su instinto les lleva a bajar hasta
el mar, en el que nadarán durante 24 horas hasta encontrar un lugar a salvo donde crecer durante los próximos 3 años. Unos 30 años más tarde, las tortugas adultas volverán, al igual que hicieron sus ancestros durante siglos, igual que harán sus
descendientes, a poner sus huevos en el mismo lugar.
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Tortuguita recién nacida, según sale del huevo enterrado en la arena cruza la playa hasta llegar al mar donde comenzará su aventura, isla Juani. |
Todo lo bueno se acaba, así que
aunque me habría gustado quedarme en Mafia unos meses para seguir desconectada
del estrés que se vive en Occidente y además poder disfrutar de las ballenas e
incluso poder bañarme con los tiburones-ballena, tuve que marchar. Ojalá algún
día pueda volver a este lugar tan lejos del mundo.
Curiosidades:
Al pasar por la isla de Juani escuchamos de pronto unos cánticos que, al acercarnos a ver, descubrimos era una fiesta loca donde las mujeres y niños del pueblo bailaban a ritmo de tambores y gritos para festejar bien coloridas el Eid.
Ni corta ni perezosa me uní al baile, para gran regocijo de estas gentes que expresan tanto a través de la danza.
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Con mis nuevos amigos tras el intenso baile. |
Por cierto que las mujeres en África... ¡se rapan la cabeza! es algo que no sé si hacen porque les gusta, por evitar el calor, por moda, estética o porque tienen el pelo destrozado de hacerse tantas trencitas de pequeñas... no lo sé, pero lo cierto es que suelen llevar la cabeza rapada y tener varias pelucas que se ponen según la ocasión.
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Bailes de mujeres en la isla, suelen llevar pelucas o pañuelos que disimulan su cabeza rapada. |