19.07.12 - 28.07.12
Pasamos por Dar es Salaam, una de las ciudades más grandes de Tanzania, para arreglar la visa para Mozambique y la cámara de video que (¡MIERDA!) se me había roto y que (¡ALELUYA!) pudo solucionar un tipo de los que en Europa ya no existen, un mago de la tecnología capaz de arreglar cualquier cosa en una oscura habitación llena de trozos de cámaras, tornillos enanos, objetivos y chips.
Al final pasamos unos días en Dar y nos gustó bastante más
de lo que esperábamos, gracias quizás a 2 chicos que conocimos (Georgi y Stibi)
que eran rollo artista-hippy porque trabajaban como voluntarios en el Happy
Centre, enseñando a niños de la calle escultura, música, bailes, acrobacias… con
la idea de darles así ilusión en su dura vida y quizás incluso un futuro
laboral como showman o vendiendo pinturas típicas africanas. Lo cierto es que
ellos habían elegido esta vida, que a nosotras nos parecía muy dura porque no
ganaban más que lo que sacaban vendiendo CDs por las mañanas y dormían en el
suelo del centro o en la playa, pero ellos repetían “Life is Good(y)” y es que
desde su punto de vista eran libres y felices, podían hacer lo que querían cada
día y vivían con lo que parecía una eterna sonrisa que nos contagiaron, pero…
no es oro todo lo que reluce y, cuando volvimos a Dar tras el safari, tuvimos
un pequeño “choque cultural” con ellos, porque nos llevaron a tomar unas birras
a un bar donde flipamos con el ambiente, la forma de bailar que tienen aquí es
súper, súper, sexual y al parecer los chicos no entienden un “no” por respuesta,
sobre todo después de beber varios Konyagis, así que a la hora de volver al
hostal ellos insistieron en “escoltarnos” rollo caballeroso pero al final… se
armó una gorda que comenzó con Georgi poniéndose pesado (tanto que tuvo que
intervenir el guarda de seguridad del YMCA en el que dormíamos) y terminó con
él encerrado 3 días en el calabozo municipal. Un movidón, la verdad.
Tan cansadas estábamos que no quisimos ni salir a comparar precios de safaris, y es que en Arusha hay cientos de agencias que te venden safaris y puedes pasarte horas buscando la mejor o ir a la oficina de turismo y que te aconsejen, pero nosotras nos fiamos del primer sitio que encontramos y, bueno, quizás hicimos mal, porque el material que nos dieron no tenía nada que ver con las fotos que nos había enseñado el de la agencia… pero bueno, lo cierto es que teníamos lo más importante: un conductor-guía encantador con 26 años de experiencia, un chef excelente y un grupo de gente bastante majo, así que lo demás ¿qué más da?
El Ngorongoro es impresionante porque, además del
espectacular cráter con todos sus animales, según viajas por el resto de su
extensión te vas cruzando constantemente con diferentes tribus, sobre todo con
jóvenes masai pastoreando su ganado, ataviados con sus trajes típicos de vivos
colores rojos, con sus lanzas y sus coloridas pulseras, collares y tobilleras.
Dar es Salaam
Pasamos por Dar es Salaam, una de las ciudades más grandes de Tanzania, para arreglar la visa para Mozambique y la cámara de video que (¡MIERDA!) se me había roto y que (¡ALELUYA!) pudo solucionar un tipo de los que en Europa ya no existen, un mago de la tecnología capaz de arreglar cualquier cosa en una oscura habitación llena de trozos de cámaras, tornillos enanos, objetivos y chips.
El sr. Kagoma, un mago de la electrónica |
Arusha
Cual pardillas caímos en la trampa de la terminal de buses
donde se te acercan 15 tipos gritando información diferente, tanto que te
aturden y no sabes cómo ni por qué estás de pronto metida en un bus infernal que
salía en ese momento (el último, decían los mentirosos) al norte, 12 h de viaje
con 5 personas en cada fila, en asientos que no se reclinaban y que paraba en
todas partes. Menos mal que el paisaje es precioso la verdad y por eso el viaje
mola, pero cuando por fin llegamos Arusha estábamos completamente rotas.
El 4x4 que nos llevó de safari por Tanzania |
Tan cansadas estábamos que no quisimos ni salir a comparar precios de safaris, y es que en Arusha hay cientos de agencias que te venden safaris y puedes pasarte horas buscando la mejor o ir a la oficina de turismo y que te aconsejen, pero nosotras nos fiamos del primer sitio que encontramos y, bueno, quizás hicimos mal, porque el material que nos dieron no tenía nada que ver con las fotos que nos había enseñado el de la agencia… pero bueno, lo cierto es que teníamos lo más importante: un conductor-guía encantador con 26 años de experiencia, un chef excelente y un grupo de gente bastante majo, así que lo demás ¿qué más da?
El “Ngorongoro conservation area” es una zona colindante con
el Serengeti, que comienza con un área selvática donde se pueden ver babuínos y
serpientes y enormes pájaros entre los gigantescos árboles cubiertos de
enredaderas y lianas, nada que ver con la imagen que tenía de África la verdad,
y cuyo principal atractivo consiste en un cráter volcánico de unos 27 km de diámetro
en cuyo centro hay un lago rodeado de planicies de hierba por las que pastan
cientos de animales.
Flamencos en Ngorongoro |
El lugar en sí es precioso, porque del lago salen
constantemente humos blancos y está todo rodeado por el anillo del volcán de
unos 600 m de altura, lo que hace que la mayoría de los animales estén siempre
en el cráter, acercándose al lago a beber cada día y compartiendo los pastos
que los depredadores recorren en busca de presa.
Como se trata de un sitio “cerrado” es muy sencillo
encontrar animales, nosotros llegamos por la tarde y flipamos porque en unas
horas vimos flamencos, ñus, cebras, gacelas, hienas, búfalos, rinocerontes,
avestruces e incluso un león tumbado junto al medio cuerpo que quedaba de un
búfalo que había cazado unas horas antes. Una auténtica pasada de lugar que te
deja boquiabierto porque ves a los animales tal y como viven y llevan viviendo
milenios, y no en un zoo. Es increíble la sensación de entrar en un documental
de la TV y disfrutar de este show en primera persona.
Ya cuando atardecía nos fuimos a dormir a un camping que hay
en el anillo del cráter, donde los chefs tienen una cocina para preparar la
comida a su grupo, rica cena la verdad que comimos en un comedor donde hay
electricidad para recargar las baterías y poco más. El camping es muy básico,
sí, porque no tiene ni agua caliente en las duchas y lo cierto es que se echa
en falta ya que a 2400 m de altitud hace un frío del carajo en cuanto cae el
sol, pero el lugar merece la pena porque es precioso: te vas a dormir con un
cielo lleno de estrellas en el que se ve la vía láctea y te levantas rodeado de
verde vegetación y pastos que… ¡¡¡se llenan de cebras por las mañanas!!!
Masai
La guerrera tribu Sukuma |
A mi me hacía mogollón de ilusión ver a los masai, tribu
seminómada que lleva viviendo en las tierras entre Kenya y Tanzania desde hace
miles de años en pequeños poblados circulares de casas de adobe que salpican
todo el paisaje del lugar y que se pueden visitar pagando algo para ayudar a la
comunidad, a cambio de lo cual te explican sus costumbres, como que los chicos
entre 12 y 18 son circuncidados y, a partir de entonces, se convierten en
morani, los encargados de cuidar del ganado y defender el poblado, que sólo
visitan por las noches y en el que no pueden volver a vivir hasta que alcanzan la madurez, algo que antiguamente se demostraba cazando un león pero que hoy en día (dado que esto está prohibido) es un estado que adquieren unos 12 años más tarde ya listos para
casarse y formar su propia familia.
Bailes y saltos de los masai |
Son gente muy simpática y en cada poblado suele haber
alguien que habla inglés y que intenta que te cases con algún avispado que te
ofrece incluso algunas vacas (20 es el precio normal, pero se pueden exigir
más) a cambio del matrimonio. Las mujeres van vestidas con un montón de
abalorios que hacen ellas mismas: pendientes que decoran sus agujereadas orejas
y enormes collares de colores que menean al bailar, al ritmo de los enormes
saltos de sus compañeros.
La verdad es que con lo que me molan a mi las tribus, me
habría gustado hacer un trekking
más despacito y así haber pasado unos días en algún poblado masai para
establecer lazos más fuertes con ellos, pero bueno, como el tiempo escasea al
menos así tuvimos la oportunidad de tener algunas pinceladas sobre su cultura y
forma de vida.
Serengeti
Tantos y tantos documentales de la 2 y, por fin, ahí
estábamos, en el famoso Serengeti. Llegamos algo tarde, porque las migraciones
de muchos de los animales hacia el norte son durante las 2 primeras semanas de
julio, pero, aún así, vimos todos los animales que se puede desear y, además,
tuvimos la suerte de que nuestro guía tenía tanta experiencia que sabía a dónde
dirigirse en cada momento para encontrar a los animales; algo súper útil porque
el Serengeti es gigantesco y los animales se van moviendo, por lo que hay que
conducir por el lugar despacito esperando a avistar algo interesante.
Manada de elefantes, Serengeti |
Familia de leones en busca de comida, Serengeti |
Jirafa solitaria entre el Ngorongoro y el Serengeti |
Hicimos dos “drivings” muy diferentes, uno al llegar por la
tarde y otro al amanecer que es
cuando los animales están más activos. Una pasada, porque según vas conduciendo
por los caminos, las gacelas parece que te saluden porque te miran y mueven el
rabo, comparten los pastos con tapus, ñus, impalas, jirafas y familias enteras
de tranquilos elefantes. Por los árboles se ven sobre todo monos y de cuando en
cuando cruzas una charca de cuyo agua asoman los ojos de los vagos hipopótamos
tumbados refrescándose, cosa que los grandes felinos (leopardos y guepardos)
hacen buscando la sombra de un árbol. Flipamos cuando, de pronto, oímos el
rugido de un león que estaba a pocos metros y que salió tras una leona sobre la
que se subió para dejarla seguro insatisfecha con una penetración de
aproximadamente 1 minuto. Lo cierto es que tuvimos suerte con los leones porque
también encontramos un grupo de unos 11 cachorros/crías que jugaban en grupo
mientras las 5 mamás leonas oteaban el horizonte en busca de presa…
impresionante, la verdad, sobre todo porque pasaron justo por debajo de nuestro
4x4 ¡¡¡a menos de 1 m de distancia!!!
Leopardo tumbado bajo la sombra del árbol, Serengeti |
Hipopótamo, Serengeti |
Monos en el árbol, Serengeti |
En fin, que al recorrer el Serengeti te das cuenta del
equilibrio que hay en la naturaleza, una experiencia que desde luego recomiendo
a cualquiera.
Curiosidades
MASAI SHOES
No sé qué llevarían tradicionalmente, pero hoy se ve a muchos masais con unas sandalias que hacen ellos mismos a partir de… ¡ruedas! Lo cierto es que son algo incómodas pero súper fashion, ¿no? Estoy por importarlas a Europa, seguro que me forro, jajaja.
No sé qué llevarían tradicionalmente, pero hoy se ve a muchos masais con unas sandalias que hacen ellos mismos a partir de… ¡ruedas! Lo cierto es que son algo incómodas pero súper fashion, ¿no? Estoy por importarlas a Europa, seguro que me forro, jajaja.
3 comments:
Madre mia, que sandalias mas fashions!!!no se si que me traigas un par de ellas...Que fotos tan preciosas y que experiencia tan enriquecedoras la verdad, aunque aqui en la piscina se aprende muuuucho!!!!así es que no me dais ninguna envidia, solo tooooda.
Seguid disfrutando y cuidadin no os compren por 30 vacas y a ver que hago yo aqui con ellas....
Te quiero infinito preciosa, mamusina
pues tal y como están las cosas, con 30 vacas montas un negocio de leche y carne que son cosas básicas que todo el mundo necesita y a lo mejor hasta te forras :-)
Coño pues es verdad, quizá compensen más 30 vacas que una hija pirada!!!!jejejeje, ya me imagino a Pedro ordeñando las mismas y yo de pueblo en pueblo vendiendo la leche y la carne. No es mala idea, pensémoslo y luego decidamos... Que no bobolona que te prefiero a ti a 30 vacas.....bueno.......jejeje
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