Sunday, August 12, 2012

SERENGETI Y NGORONGORO: DE SAFARI POR EL NORTE DE TANZANIA

19.07.12 - 28.07.12
Dar es Salaam

Pasamos por Dar es Salaam, una de las ciudades más grandes de Tanzania, para arreglar la visa para Mozambique y la cámara de video que (¡MIERDA!) se me había roto y que (¡ALELUYA!) pudo solucionar un tipo de los que en Europa ya no existen, un mago de la tecnología capaz de arreglar cualquier cosa en una oscura habitación llena de trozos de cámaras, tornillos enanos, objetivos y chips.
El sr. Kagoma, un mago de la electrónica
Al final pasamos unos días en Dar y nos gustó bastante más de lo que esperábamos, gracias quizás a 2 chicos que conocimos (Georgi y Stibi) que eran rollo artista-hippy porque trabajaban como voluntarios en el Happy Centre, enseñando a niños de la calle escultura, música, bailes, acrobacias… con la idea de darles así ilusión en su dura vida y quizás incluso un futuro laboral como showman o vendiendo pinturas típicas africanas. Lo cierto es que ellos habían elegido esta vida, que a nosotras nos parecía muy dura porque no ganaban más que lo que sacaban vendiendo CDs por las mañanas y dormían en el suelo del centro o en la playa, pero ellos repetían “Life is Good(y)” y es que desde su punto de vista eran libres y felices, podían hacer lo que querían cada día y vivían con lo que parecía una eterna sonrisa que nos contagiaron, pero… no es oro todo lo que reluce y, cuando volvimos a Dar tras el safari, tuvimos un pequeño “choque cultural” con ellos, porque nos llevaron a tomar unas birras a un bar donde flipamos con el ambiente, la forma de bailar que tienen aquí es súper, súper, sexual y al parecer los chicos no entienden un “no” por respuesta, sobre todo después de beber varios Konyagis, así que a la hora de volver al hostal ellos insistieron en “escoltarnos” rollo caballeroso pero al final… se armó una gorda que comenzó con Georgi poniéndose pesado (tanto que tuvo que intervenir el guarda de seguridad del YMCA en el que dormíamos) y terminó con él encerrado 3 días en el calabozo municipal. Un movidón, la verdad.


Con los niños del Happy Centre, Dar es Saalam

Arusha
Cual pardillas caímos en la trampa de la terminal de buses donde se te acercan 15 tipos gritando información diferente, tanto que te aturden y no sabes cómo ni por qué estás de pronto metida en un bus infernal que salía en ese momento (el último, decían los mentirosos) al norte, 12 h de viaje con 5 personas en cada fila, en asientos que no se reclinaban y que paraba en todas partes. Menos mal que el paisaje es precioso la verdad y por eso el viaje mola, pero cuando por fin llegamos Arusha estábamos completamente rotas.
Cada vez que para el bus se acercan los vendedores ofreciendo bebida y comida
El 4x4 que nos llevó de safari por Tanzania

Tan cansadas estábamos que no quisimos ni salir a comparar precios de safaris, y es que en Arusha hay cientos de agencias que te venden safaris y puedes pasarte horas buscando la mejor o ir a la oficina de turismo y que te aconsejen, pero nosotras nos fiamos del primer sitio que encontramos y, bueno, quizás hicimos mal, porque el material que nos dieron no tenía nada que ver con las fotos que nos había enseñado el de la agencia… pero bueno, lo cierto es que teníamos lo más importante: un conductor-guía encantador con 26 años de experiencia, un chef excelente y un grupo de gente bastante majo, así que lo demás ¿qué más da?
Ngorongoro

Ngorongoro
El “Ngorongoro conservation area” es una zona colindante con el Serengeti, que comienza con un área selvática donde se pueden ver babuínos y serpientes y enormes pájaros entre los gigantescos árboles cubiertos de enredaderas y lianas, nada que ver con la imagen que tenía de África la verdad, y cuyo principal atractivo consiste en un cráter volcánico de unos 27 km de diámetro en cuyo centro hay un lago rodeado de planicies de hierba por las que pastan cientos de animales. 

Flamencos en Ngorongoro


Pastando en el Ngorongoro
El lugar en sí es precioso, porque del lago salen constantemente humos blancos y está todo rodeado por el anillo del volcán de unos 600 m de altura, lo que hace que la mayoría de los animales estén siempre en el cráter, acercándose al lago a beber cada día y compartiendo los pastos que los depredadores recorren en busca de presa.


Búfalos en Ngorongoro
Gacela, Ngorongoro
Como se trata de un sitio “cerrado” es muy sencillo encontrar animales, nosotros llegamos por la tarde y flipamos porque en unas horas vimos flamencos, ñus, cebras, gacelas, hienas, búfalos, rinocerontes, avestruces e incluso un león tumbado junto al medio cuerpo que quedaba de un búfalo que había cazado unas horas antes. Una auténtica pasada de lugar que te deja boquiabierto porque ves a los animales tal y como viven y llevan viviendo milenios, y no en un zoo. Es increíble la sensación de entrar en un documental de la TV y disfrutar de este show en primera persona.
La siesta tras el banquete, Ngorongoro
Ya cuando atardecía nos fuimos a dormir a un camping que hay en el anillo del cráter, donde los chefs tienen una cocina para preparar la comida a su grupo, rica cena la verdad que comimos en un comedor donde hay electricidad para recargar las baterías y poco más. El camping es muy básico, sí, porque no tiene ni agua caliente en las duchas y lo cierto es que se echa en falta ya que a 2400 m de altitud hace un frío del carajo en cuanto cae el sol, pero el lugar merece la pena porque es precioso: te vas a dormir con un cielo lleno de estrellas en el que se ve la vía láctea y te levantas rodeado de verde vegetación y pastos que… ¡¡¡se llenan de cebras por las mañanas!!!

En el campamento del Ngorongoro, levantarse rodeada de zebras.
Masai
El Ngorongoro es impresionante porque, además del espectacular cráter con todos sus animales, según viajas por el resto de su extensión te vas cruzando constantemente con diferentes tribus, sobre todo con jóvenes masai pastoreando su ganado, ataviados con sus trajes típicos de vivos colores rojos, con sus lanzas y sus coloridas pulseras, collares y tobilleras.
La guerrera tribu Sukuma
A mi me hacía mogollón de ilusión ver a los masai, tribu seminómada que lleva viviendo en las tierras entre Kenya y Tanzania desde hace miles de años en pequeños poblados circulares de casas de adobe que salpican todo el paisaje del lugar y que se pueden visitar pagando algo para ayudar a la comunidad, a cambio de lo cual te explican sus costumbres, como que los chicos entre 12 y 18 son circuncidados y, a partir de entonces, se convierten en morani, los encargados de cuidar del ganado y defender el poblado, que sólo visitan por las noches y en el que no pueden volver a vivir hasta que alcanzan la madurez, algo que antiguamente se demostraba cazando un león pero que hoy en día (dado que esto está prohibido) es un estado que adquieren unos 12 años más tarde ya listos para casarse y formar su propia familia.


Bailes y saltos de los masai
Son gente muy simpática y en cada poblado suele haber alguien que habla inglés y que intenta que te cases con algún avispado que te ofrece incluso algunas vacas (20 es el precio normal, pero se pueden exigir más) a cambio del matrimonio. Las mujeres van vestidas con un montón de abalorios que hacen ellas mismas: pendientes que decoran sus agujereadas orejas y enormes collares de colores que menean al bailar, al ritmo de los enormes saltos de sus compañeros.

Mujer Masai

La verdad es que con lo que me molan a mi las tribus, me habría gustado  hacer un trekking más despacito y así haber pasado unos días en algún poblado masai para establecer lazos más fuertes con ellos, pero bueno, como el tiempo escasea al menos así tuvimos la oportunidad de tener algunas pinceladas sobre su cultura y forma de vida.

Serengeti
Amanece en el Serengeti
Tantos y tantos documentales de la 2 y, por fin, ahí estábamos, en el famoso Serengeti. Llegamos algo tarde, porque las migraciones de muchos de los animales hacia el norte son durante las 2 primeras semanas de julio, pero, aún así, vimos todos los animales que se puede desear y, además, tuvimos la suerte de que nuestro guía tenía tanta experiencia que sabía a dónde dirigirse en cada momento para encontrar a los animales; algo súper útil porque el Serengeti es gigantesco y los animales se van moviendo, por lo que hay que conducir por el lugar despacito esperando a avistar algo interesante. 

Manada de elefantes, Serengeti

Familia de leones en busca de comida, Serengeti

Jirafa solitaria entre el Ngorongoro y el Serengeti
Hicimos dos “drivings” muy diferentes, uno al llegar por la tarde y otro al amanecer  que es cuando los animales están más activos. Una pasada, porque según vas conduciendo por los caminos, las gacelas parece que te saluden porque te miran y mueven el rabo, comparten los pastos con tapus, ñus, impalas, jirafas y familias enteras de tranquilos elefantes. Por los árboles se ven sobre todo monos y de cuando en cuando cruzas una charca de cuyo agua asoman los ojos de los vagos hipopótamos tumbados refrescándose, cosa que los grandes felinos (leopardos y guepardos) hacen buscando la sombra de un árbol. Flipamos cuando, de pronto, oímos el rugido de un león que estaba a pocos metros y que salió tras una leona sobre la que se subió para dejarla seguro insatisfecha con una penetración de aproximadamente 1 minuto. Lo cierto es que tuvimos suerte con los leones porque también encontramos un grupo de unos 11 cachorros/crías que jugaban en grupo mientras las 5 mamás leonas oteaban el horizonte en busca de presa… impresionante, la verdad, sobre todo porque pasaron justo por debajo de nuestro 4x4 ¡¡¡a menos de 1 m de distancia!!!

Leopardo tumbado bajo la sombra del árbol, Serengeti


Hipopótamo, Serengeti

Monos en el árbol, Serengeti
En fin, que al recorrer el Serengeti te das cuenta del equilibrio que hay en la naturaleza, una experiencia que desde luego recomiendo a cualquiera.

Curiosidades


MASAI SHOES
No sé qué llevarían tradicionalmente, pero hoy se ve a muchos masais con unas sandalias que hacen ellos mismos a partir de… ¡ruedas! Lo cierto es que son algo incómodas pero súper fashion, ¿no? Estoy por importarlas a Europa, seguro que me forro, jajaja.
Las curiosas modernas sandalias de los masai, hechas de rueda

3 comments:

Anonymous said...

Madre mia, que sandalias mas fashions!!!no se si que me traigas un par de ellas...Que fotos tan preciosas y que experiencia tan enriquecedoras la verdad, aunque aqui en la piscina se aprende muuuucho!!!!así es que no me dais ninguna envidia, solo tooooda.
Seguid disfrutando y cuidadin no os compren por 30 vacas y a ver que hago yo aqui con ellas....
Te quiero infinito preciosa, mamusina

yaiza said...

pues tal y como están las cosas, con 30 vacas montas un negocio de leche y carne que son cosas básicas que todo el mundo necesita y a lo mejor hasta te forras :-)

Anonymous said...

Coño pues es verdad, quizá compensen más 30 vacas que una hija pirada!!!!jejejeje, ya me imagino a Pedro ordeñando las mismas y yo de pueblo en pueblo vendiendo la leche y la carne. No es mala idea, pensémoslo y luego decidamos... Que no bobolona que te prefiero a ti a 30 vacas.....bueno.......jejeje