El tiburón-ballena me deja atrás, siempre acompañado por sus fieles seguidores los peces blancos |
Absolutamente increíble, sin duda una de las mejores
experiencias de mi vida, el poder ver de tan cerca al pez más grande del mundo, el tiburón-ballena.
De Octubre a Enero aproximadamente estos inmensos y
pacíficos tiburones suben a la isla de Mafia, donde se organizan salidas en bote para no
sólo verlos sino además nadar con ellos.
Exhultante sería la mejor forma de definir mi estado ahora,
después de haber pasado unas 3h “jugando” con estas bellezas de la naturaleza.
Y cansada, muy cansada, porque realmente es agotador el
seguirles mientras surcan el océano.
Cara del tiburón-ballena de perfil |
Big-Blu organizó mi viaje: salí con un bajaji por la mañana
de Utende y llegué al Lodge a las 8.30 am, lista para subirme a la lancha que
nos llevaría a mi y a una pareja italiana a unos cien metros de la orilla
de Kilindoni, donde se alimentan estos enormes bichos.
El perfil que tanto asusta del tiburón |
Emoción al ver las aletas saliendo del agua, triángulos
oscuros que hemos aprendido a temer por las películas, pero que en esta ocasión
eran nuestro reclamo: aleta que veíamos, hacia ella que nos dirigíamos y, cuando
estábamos a menos de 2 m del tiburón, máscara, snorkell, aletas y…. ¡al agua! ¡Mamá mía que de adrenalina! A
nadar como locos porque ellos con sus 8-12 m de longitud vuelan, así que hay que
estar en forma para poder recorrer con ellos algunos metros. Wow! una de las
carreras más emocionantes de mi vida, yo a crawl a toda pastilla (para eso
entreno 2 días a la semana 1500 metros en la pisci) y a mi lado un pelín más
abajo, a menos de 1 m, el señor tiburón, del que puedo ver todos los detalles:
Tiburón-ballena de cuerpo casi entero |
-
Aleta enorme que se mueve a un lado y a otro de
manera que hay que tener cuidado para que no te golpee porque puede hacerte
daño, aunque yo tuve suerte porque me acarició y sentí su suavísima piel en mi
tripa.
- Blanco vientre, decorados con una piel gris oscura con grandes puntos blancospor la parte superior
-
Aletas laterales de las que parecen colgar unos
peces largos y blancos
-
Branquias a un lado que se van abriendo y
cerrando según surca el agua y de las que asoman unos peces amarillos (trevally) o azules.
-
El pequeño ojo en el lateral, que te mira perezoso.
-
La enorme boca, de 1 metro, que lleva casi
siempre abierta y rodeada de muchos peces amarillos que parece que se va a comer
pero en realidad están limpiándole, ya que este tiburón se alimenta de plancton por filtración.
Las branquias y los pececillos que las limpian |
Un tiburón, y otro, y otro más, el lugar está repleto y
cuando te dejan atrás el barco te recoge de nuevo para descansar y llevarte allá donde sobresalen más aletas. De pronto, adrenalina otra vez al
ver uno que se acerca, saca esa enorme boca que tiene y parece sonreír, claro
que eso es lo que parece desde el barco pero cuando estás en el agua
persiguiendo a un tiburón y de pronto de entre las profundidades ves una boca inmensa
que sube hacia ti, directa a ti, a tu cara, a tu enano cuerpecín… te entra
el pánico y piensas ¿qué hago? Sabes que no te quiere comer pero estás en su
camino y te mira con esos ojos que no sabes qué piensan y… en las 2 ocasiones
que me ocurrió esto debo decir que me puse a gritar como una loca, jajaja.
La "pequeña" aleta del tiburón |
Boca-aspiradora del tiburón abierta |
Lo cierto es que me siento súper afortunada, no sólo por
haber visto a los tiburones sino por haber podido nadar con ellos tan cerca, no
sólo con uno sino con más de 9 porque la bahía estaba llena de ellos, afortunada además por
tener la suerte de que mi barco fuera bastante exclusivo, ya había barcos
con 6 o más pasajeros, pero en el nuestro sólo Hazem y yo nos lanzábamos al
agua mientras su chica nos grababa vídeos. Debo agradecer de corazón a este hombre su
ahínco en lograr la foto perfecta, en la que saliera yo con un tiburón-ballena, no cejó hasta conseguirlo
y es que no podéis imaginar lo difícil que es seguir a los tiburones a su ritmo
y encima hacer fotos y respirar y no morir de cansancio pero Hazem no paró hasta que encontramos a
unos tiburones más pequeños a los que era más fácil seguir y que pudimos fotografiar
mejor.
Me siento una de las personas más afortunadas del mundo. Ha
sido una experiencia increíble y de verdad que la recomiendo a todos. Soy
feliz.
Sin duda, la foto de mi vida :-) |
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