El famoso templo de Madurai bajo la luz de la auspiciosa Luna llena. Los templos hindúes tienen numerosos bajo-relieves dedicados a sus dioses y pintados de vistosos colores.
Llegamos a Chennai (una ciudad grande al sur de la India, en el estado de Tamil Nadu) después de varios días de viaje, cansados y de noche, así que tras dormir en un hotel, compramos un billete de tren y salimos para Madurai, a unos 500 Km y 9h de distancia.
Madurai es una ciudad que, desde mi punto de vista, carece de encanto, el único referente del lugar es un templo bastante grande en el que cada noche, a eso de las 21.30, los brahman (casta más alta formada por sacerdotes) sacan a Shiva en una carroza de plata que transportan sobre sus hombros mientras cantan canciones al dios y, tras una media hora de pasearle por el templo con los devotos hindúes persiguiendo la carroza para poder recibir la bendición de Shiva, le meten en la cama con una de sus mujeres para repetir el rito al día siguiente y al siguiente y al siguiente.
Como cada noche, los brahma o sacerdotes de la casta más alta hindú, sacan a Shiva a dar una vuelta por el templo en su carroza de plata mientras le cantan canciones, queman incienso y hacen sonar campanas y trompetas, gran pompa que los creyentes siguen devotamente, rezando e intentando tocar a Shiva antes de que los sacerdotes acuesten al mismo junto a una de sus esposas.
La verdad es que el templo en sí es bastante interesante, ya que en él hay cientos de dioses diferentes representados y vienen cada día cientos de hindúes de todos los confines de la India en peregrinación para rendir sus respetos a estos dioses. Por lo que aunque sólo sea por ver a los hindúes mostrar su fe, merece la pena visitar este templo, claro que no hace falta venir a Madurai para ver a los hindúes en pleno acto de fe, sino que ésto se puede apreciar en otros muchos templos de la India.
La religión hindú tiene miles de dioses, algunos de ellos son animales como esta vaca, escultura a la que se acercan los creyentes para rezar, tocarla, besarla y rociarla de colores. Templos vivientes, tal y como nuestras catedrales debían de haber sido siglos atrás: un lugar donde se reunía la gente, donde dormían los peregrinos, donde se les daba de comer y donde se formaba un mercado en el que vender cualquier cosa, desde imágenes de los dioses, hasta collares de flores pasando por comida, música, inciensos, cuadros luminosos...
Curiosamente, había en este templo un precioso elefante cuyos dueños habían maquillado y enseñado a dar una bendición cuando alguien les pone una moneda en la trompa, por lo que debían de forrarse cada día con la cantidad de gente que pasaba por ahí y gustosos recibían la bendición del paquidermo, ya que elfante es ganesh, uno de los principales dioses del hinduísmo.
El orgulloso dueño del elefante, reencarnación del dios Ganesh, a la espera de más fieles que pasen por su lado para bendecirles con la trompa de su mascota para así poder pagar la comida con la que debe alimentarla.
La ciudad como tal no nos llamó demasiado la atención, por lo que nos sorprendió la cantidad de turistas que la pueblan, tanto indios como occidentales, claro que supongo que será porque es un buen lugar desde el que acercarse a la India para aquéllos que nunca la visitaron, ya que es una ciudad bastante agradable, con algo que ver y sin grandes miserias, que muchas veces asustan al viajero a la hora de decidirse a venir a este país.
Encantador mercader del templo, quien aprendió en su infancia el oficio de su padre, y del padre de su padre y de generaciones atrás en su familia: hacer collares de flores para venderlos en el templo. Increíble pensar que lleva 50 años haciendo lo mismo, día tras día, sin descanso, insertando quién sabe cuántas flores como si fueran cuentas, con una destreza y rapidez asombrosas.
Nosotros pasamos horas en sus mercados, llenos de vendedores de frutas y verduras que se apilan sobre el suelo por el que caminan las sagradas vacas enfureciendo a los vendedores cuando aprovechan para zamparse alguno de los alimentos expuestos. Como siempre ocurre en la India, la gente te pide que les hagas fotos, les encanta que les retrates y les gusta además que lo hagas a ser posible mientras ellos hacen su trabajo, porque la mayoría de los indios están muy orgullosos de su profesión, sea ésta la que sea, ya que, al contrario de lo que sucede en occidente, los indios no miran con envidia a las castas superiores sino que se sienten afortunados de no pertenecer a una casta inferior, y como hay tantas castas y estratos sociales todo individuo puede sentirse de esta manera superior a alguien y por lo tanto orgulloso de su posición social.
Carro típico que va camino del mercado para poder transportar a las mujeres y hombres y sus compras.
Curiosidades:
A) La India está compuesta por diferentes estados, cada uno al menos tiene un lenguaje propio normalmente con un alfabeto propio, y todos comparten el hindú como lengua común junto con el inglés, claro que no todos los indios hablan estos 2 lenguajes a parte del suyo propio, y Tamil Nadu es un estado de tintes independentistas por lo que es difícil encontrar a gente que hable estos idiomas.
Este es el lenguaje tamil, uno de los 16 lenguajes oficiales del país. Aunque el hindi es el idioma común para todos, es curiosamente el inglés el idioma a usar oficialmente para asuntos legales. Pero además de estos 16 idiomas existen muchos más en cada región, por lo que en total suman unos cientos. Curiosamente en el sur, y en particular en Tamil Nadu, donde el movimiento independentista es más fuerte, muchos lugareños no hablan hindi, es más, al tratarse de un país enorme, en total hay millones de indios que no hablan el idioma oficial.
B) Una de las mayores comodidades de la India: vayas donde vayas, hay servicio de limpieza de ropa, no tienes más que preguntar en tu hotel o acercarte en la calle a los hombres que se encuentran planchando ropa, ya que además del lavado (a mano y bien vigoroso) el servicio incluye de planchado, que es realizado con las mismas planchas que se usaban hace unos 50 años es nuestro país: pesadas herramientas de metal en las que se introducen carbones al rojo vivo.
El lavado y planchado callejero, a la antigua usanza, con pesadas planchas en las que se introduce carbón al rojo vivo.
C) Timos: Ha llegado el momento de hablar sobre los ingeniosos timos de la India, que supongo que se perfeccionan con los años de forma que, aunque lleves años viniendo al país, hay veces que sigues cayendo en ellos... como por ejemplo:
1) Toda estación de tren, autobús o aeropuerto está siempre llena de taxis (el Ambassador es el coche-taxi oficial en toda la India, convirtiéndose por ello en el coche más vendido del mundo aunque no lo conozcáis) y ricksahws (automóvil a medio camino entre el coche y la moto, de 3 ruedas, que se usa por todo el sudeste asiático). Cuando escogemos uno de éstos para que nos lleve al hotel que tenemos reservado o que nos han recomendado o que la guía dice que está muy bien, es común que el conductor nos diga con cara de preocupación que es imposible llegar al hotel ya que este está lleno, o hay manifestaciones en ese área o inundaciones o cualquier excusa que se le ocurra en ese momento y que suene plausible. No lo creáis ya que seguramente entonces os ofrezca un hotel muy bueno y de muy buen precio al que os puede llevar y donde él se llevará comisión.
El coche más vendido del mundo, el Ambassador, junto a su hermano pequeño el rickshaw. Todos los taxis de la India (y hay muchos) tienen este coche, convirtiéndolo así en el coche que más hay en el mundo, a pesar de que nosotros ni lo conozcamos en occidente. A su lado está el rickshaw, una especie de moto de 3 ruedas que se usa por todo Asia como medio de transporte más barato que el taxi.
2) Las comisiones... muchos de los conductores de rickshaw viven de éstas, por lo que a veces te ofrecen llevarte a algún lugar por un precio irrisorio, incluso se ofrecen a ser tu conductor del día por menos de 1 euro, pero lo que no te cuentan normalmente es que lugar al que te lleven, lugar donde ellos se llevan comisión, por lo que si queréis comprar por ejemplo sedas, el conductor os llevará a las tiendas de sedas que él tiene acordada la comisión y que acabas pagando tú al comprar los productos de éstas... truco muy ingenioso ya que en estas tiendas suele haber carteles en los que ponga "precio fijo", claro que si no vas con el conductor del rickshaw empiezan a llover descuentos del 10% o del 20%...
Vayas por donde vayas la gente te pide que les hagas fotos, les encanta, y más si la cámara es digital y las pueden ver después. Así de contenta está esta mujer que nos encontramos en el templo, contenta y orgullosa de su hijo, que lleva la señal de la puja en la frente.
3) En muchos lugares turísticos, un hombre muy majo y que parece buena gente te dice, tras entablar conversación educadamente, que menuda suerte que tienes, que justo hoy es el día en el que se celebra el festival de no sé qué y que además es ahora y va a acabar en media hora y si vas corriendo al lugar indicado al que él te puede acompañar podrás presenciar el evento. A veces para que no te mosquees incluso no se ofrece a acompañarte, sino que te dice que él está ocupado... pero 20m más allá cuando aún te preguntas si será cierto o no que hoy y ahora mismo hay un evento tan importante en el lugar al que estás yendo por si acaso, otro hombre completamente diferente te repite lo mismo, por lo que las dudas desaparecen: si dos personas supuestamente inconexas te cuentan que hay un festival especial en el templo, será verdad ¿no? ¿porqué te van a engañar? ¿qué sacan de que tú vayas al templo? ya sí que has mordido el anzuelo, te vas con este hombre corriendo para no perderte el evento sintiéndote la persona más afortunada del mundo, y no te importa cuando te dice que subas al tejado que está sobre su tienda para ver lo que sea mejor, ya que te repite que no hace falta que compres nada, que sólo subas a ver... no es un truco maligno, simplemente quieren que entres en su tienda y al final compres algo, no pasa nada si no compras nada pero dependiendo de cuánto tiempo tengas en tu viaje te importa o no perder unas horas con estos engaños, ya que una vez dentro de la tienda seguramente te mostrarán algo que se asemeje al evento que prometían o dirán que llegamos tarde, te ofrecerán té y charlarán contigo de forma que, por no parecer grosero ni herir sus sentimientos, mantienes conversaciones con ellos mientras te van enseñando cosas de su tienda que puedes comprar o no, pero entre unas cosas y otras habrás perdido unas horas de tu día.
Un hombre que conocimos en la calle nos invitó a su casa donde pasamos el rato charlando y escribiendo con tiza en el suelo nuestros nombres y demás en nuestro y su idioma. La casa era bien pequeñita, pero allí vivían él, su mujer e hijos, compartiendo todos la misma habitación separada tan sólo de la cocina. Casa de paredes azules en la que colgaban retratos de sadhus y dioses por todas partes, en una de cuyas esquinas el hombre había encontrado espacio para crear su propio min-templo en el que quemaba incienso.
Costes: Más adelante
Os dejo feliz recibiendo la bendición del elefante (el famoso dios Ganesh), que por cierto me echó además un liquidillo viscoso que salió de su nariz... como podéis ver, a los templos hindúes hay que entrar sin zapatos, ya que éstos se suponen puros y no se deben ensuciar con aquéllo que ha pisado la calle. Curioso porque la verdad es que no limpian los templos, sino que les echan agua sagrada para purificarlos.
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